"El Francmason Aunque sea Monarca da la Mano a un Albañil, Padre José Augusto"
Testimonio del padre José Augusto, recreado a partir de las actas de 1743 de su proceso ante el Tribunal de Corte de la Inquisición. El padre italiano y masón fue detenido en El Puerto de Santa María, tras la delación de las conversaciones por el padre Diego Guzmán, llevado a las cárceles de la Inquisición de Sevilla y condenado a la pena de abjuración de vehementi. El acta está incluido en La inquisición de Sevilla y la masonería en el siglo XVIII, de Enrique Gacto.
La masonería es una congregación extendida en el mundo, en la que hay gentes de todas clases y aun cardenales. Aquí en Madrid hay muchos. No se reciben mujeres de ningún estado, sino solo hombres de cualquier estado. [...] Yo fui admitido en una logia de Marsella y aquí en Madrid, donde soy extranjero y no conozco a nadie, si me encontrase en alguna necesidad, saludaría a las personas haciendo ciertas señas o gestos por los que nos identificamos y así sería socorrido por cualquier miembro de la congregación, que a través del saludo conocería mi condición de francmason.[...]
En la congregación de francmasones solo entran hombres grandes, caballeros, duques y cardenales. El serenísimo señor infante don Felipe y el nuncio que está en esta Corte son también francmasones y he oído ser francmasones el rey de Inglaterra, como inventor de esta secta, y el de Prusia.
La masonería se reduce a considerar al hombre en su ser natural, sin respeto a que sea Papa, Rey, sacerdote, religioso ni de otro estado, ni oficio, porque una vez que sea francmason, aunque sea monarca, da la mano a un albañil. Somos todos iguales en cuanto hombres y en prueba de esto el Duque de Baviera me sirvió en la mesa cuando entré francmasón.
Los asuntos de la masonería nada tienen que ver con la religión. Sosiéguese Vuesas mercedes, que esta congregación no tiene conexión alguna con las cosas pertenecientes a la Religión.
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